¡¡Claro que sí!!
Aunque sí me refiero a lo que proyectamos al exterior, a la imagen que los demás pueden ver, NO estoy hablando sobre cirugías, inyecciones, mascarillas o dietas que ésta vez sí van a funcionar.
Entonces, ¿Cuál es esta apariencia de la que puedes tener un total control?
Así cómo podríamos dividir a población entre hombres y mujeres, menores de edad y mayores de edad, así también los estadistas dividen a la población entre los que le perciben más de cierta cantidad de dinero y los que perciben menos que esa cantidad. A esa cantidad de dinero le llaman línea de pobreza y es utilizada para distinguir entre unos y otros. No voy a ponerte una liga aquí o crear una calculadora para que revises de qué lado de la línea estás. Ese no es el punto. Es más, te pido que no vayas a ningún sitio a buscar ese tipo de calculadoras o que hagas este tipo de cálculo para tu caso particular. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: tú haces esa definición y está bajo tu control. Sí, y todo comienza con tu apariencia. No del cómo te ves y de cómo decidiste vestirte esta mañana, o qué productos de belleza usas, o el valor nutricional de la comida que consumes, o la cantidad de ejercicio semanal que realizas. ¡NO!
Esta idea sobre la apariencia no es nueva, ni tampoco una filosofía revolucionante. Es más, fue escrita miles de años atrás por el sabio Rey Salomón. Él observó lo siguiente al ver a los ricos y pobres de su época:
«Hay quienes no tienen nada y presumen de ricos, y hay quienes todo lo tienen y aparentan ser pobres.»
– Rey Salomón
Tengo una sola pregunta para ti (aunque parezca que te esté haciendo dos):
1) ¿De qué lado estás, de los que tienen o de los que no tienen?
2) ¿Qué apariencia has decidido proyectar a los demás, de una persona que tiene dinero o de una persona más bien austera?
(Insisto, aunque haya escrito dos preguntas en realidad es la misma pregunta, pues como hayas contestado una, indica cuál es tu respuesta en la otra.)
Posibles respuestas:
1) Independientemente de tu distancia a la línea de pobreza, de un lado o del otro, si vives al día (es decir no tienes ahorros) o incluso tienes deudas (excepto hipotecas), significa que estás del lado de los que no tienen. En cambio, si eres de los que más bien tienen ahorros, en lugar de deudas, ¡felicidades! estás del lado de los que sí tienen.
2) De acuerdo a este extracto de sabiduría salomónica, si estás en deudas hay una sola respuesta: has estado aparentando tener más de lo que realmente tienes. En cambio, si tu balance es positivo, ¡felicidades! has entendido cómo manejar tu dinero, que te ha llevado incluso a acumularlo.
Te tengo otra pregunta: ¿QUIÉN define TU estilo de vida?
¿QUIÉN realmente?…. ¿TÚ?
La respuesta debería ser obvia pues estamos hablando de TU estilo de vida, ¿correcto?
Cuando el Rey Salomón escribió esto hace miles de años atrás, la red (de conexión) social era pequeña, pues se limitaba a los vecinos o la familia, pero sí existía. ¿Sabes qué también existía en esos tiempos? Las apariencias. Salomón observó que la gente que trataba de aparentar algo que no tenía, caía en la ruina financiera. Hoy, miles de años después ¿ha cambiado algo? Los comportamientos no han cambiado, más bien por todas las tecnologías disponibles se han acentuado. Ahora nuestra red social se ha expandido exponencialmente y estamos expuestos a todos los estilos de vida posibles. También, con tarjetas o vastas líneas de crédito disponibles, el dinero ya no es una barrera que nos evita aparentar tener algo que realmente no deberíamos tener. Y luego, en esa misma red social dónde nos cautivó ese deseado estilo de vida, proyectamos uno también inflado, que está apunto de reventar.
Si estás interesado en la Autonomía Financiera, donde estás del lado de los que sí tienen, TÚ tienes que cambiar el chip de las apariencias, ya. TÚ tienes el total control sobre la decisión de qué vas a aparentar hoy. Parafraseando al Rey Salomón:
Dime cuánto vas a aparentar hoy,
– Arácnido Astucio
Y te diré de cuánto vas a gozar mañana,